El profesor ha propuesto la
cuestión que si fuéramos millonarios que haríamos.
Muchos de mi clase han dicho
viajar, disfrutar de la vida, invertir en bolsa, colegios, casinos, pagar
hipotecas, ayudar a la familia e invertir en el cáncer.
Así qué, la mejor forma en
la cual gastaría yo mis millones sería ayudar un poquito, dentro de lo que se
puede. Iría a otro país a ayudar, no dando el dinero a una ONG y qué se apañen, sino que iría yo y les
daría comida, les construiría casas, les proporcionaría educación…
Por otra parte, ayudaría a la gente sin
hogar, cuando salgo a pasear y veo gente tirada en los bancos durmiendo… Me parte en dos.
Sin tener esa cantidad de dinero ya les doy algo.
Aunque tengo que reconocer que dinero no, les doy comida.
Tras analizar en clase las
reflexiones que hemos hecho hemos llegado a la conclusión que somos
materialistas, ambiciosos, tenemos una baja solidaridad, nos gusta
disfrutar de la vida, aunque también nos gusta un bienestar en nuestra familia.
Tras estos calificativos, veo que
es cierto, muchos de los ciudadanos somos así.
Sin embargo el dinero no es lo
más importante.
¿El dinero da la felicidad? No lo
creo, soy igual de feliz con un coche deportivo que con uno de segunda mano
bastante viejecillo. De hecho, no querría un palacio, ni nada por el estilo.
Ser feliz es tener amigos, salud y mucho amor. Ser feliz es ser positivo, mirar hacia adelante y tener ilusión.
¿De qué te sirve un palacio si no
tienes con quien compartir, un coche si no tienes con quien pasear, o miles de millones si no tienes con quien disfrutarlos? De hecho, cuando se tiene el dinero, se valoran mucho menos las cosas.
Aunque muchos no me entiendan, es
más gratificante que el resto esté feliz a qué solo tú estés feliz. Y la felicidad del día a día esta en poder ir sobreviviendo y los pequeños detalles de la vida que no solemos darnos cuenta.
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